Me llamo Tang Dengwen, vivo en el poblado Nanzhong, del pueblo Zhicheng, ciudad de Jiyuan, provincia china de Henan. Mi esposa practicó el Falun Gong para tratar enfermedades, pero en vez de curarlas, padeció la psicopatología.
Mi pareja, Hu Rongying, nació en julio de 1956, una mujer trabajadora y virtuosa. Tenemos un hijo y una hija, la vida siendo muy armoniosa y dulce. La familia feliz siempre ha sido el impulso que me mueve a trabajar y vivir, y también mi orgullo.
En el oto?o de 1998, mi esposa Hu Rongying padeció el cálculo biliar, tomaba muchas medicinas pero no mejoraba. Al oír decir que practicar el Falun Gong pudiera tratar enfermedades, empezó a estudiarlo en el sitio de práctica de nuestro poblado. Además, compró unos libros y cintas del Falun Gong. Todas las ma?anas y noches, lo practicaba junto con otros compa?eros de práctica. Después de que el gobierno chino prohibió el Falun Gong, le persuadió a dejar de practicarlo. Aunque estaba de acuerdo aparentemente, el practicante del Falun Gong de nuestro poblado, Liu Dongqing, solía invitarle a ejercerlo. Me dijo que teniendo en cuenta la amistad, no podía rechazarlo, mientras tanto, quería practicar algo más para curar enfermedades. Frente a esta situación, no pude decir nada. Volvió a estudiar el Falun Gong, por otra parte, leía el libro de Li Hongzhi, “Zhuan Falun”, antes de acostarse. A veces, traía furtivamente unas escrituras y propagandas del Falun Gong por Liu Dongqing. Al ver eso, le dije que no las creyera ni difundiera. Y luego, me di cuenta de que salía sigilosamente por la noche, de ahí yo supe que se ponía en un camino erróneo. En aquel entonces, se había hundido en el cenagal del Falun Gong sin controlarse.
Para salvarla, movilicé a los parientes y amigos a convencer y ayudarla. Sin embargo, no nos hizo caso, continuó practicando y estudiando el Falun Gong como antes. Con su fascinación prolongada, se veía más anormal. Una noche de 2004, cuando yo estaba durmiendo, de repente, oí su grito, y me llamó a ver su vientre, diciendo que había una rueda de la ley girada en él. Me levantó pronto, le vi quedada en la cama murmurando sin cesar, que había una rueda de la ley en su vientre. Le llamé, pero no me hizo caso.
(La foto recién tomada de Hu Rongying)
Conforme a lo grave de su fascinación, estaba cada vez más desanimada, todo el día pronunciaba palabras incoherentes. Una vez, la hija casada le llamó que no tenía el apetito, ya que estaba embarazada, quería regresar y comer algo cocinado por mamá, pero todavía no terminaron esta llamada telefónica, colgó el auricular sin decir nada. La hija se sentía muy preocupada por la práctica de su madre, cada vez que regresaba le decía que no continuara el ejercicio, pero no le hizo caso. El hijo trabajaba en una compa?ía, todos los días iba al trabajo a las 9 de la ma?ana. Mi esposa cocinaba tallarines para él a las 4 de la ma?ana, cuando se levantaba el hijo, la comida estaba tan podrida que no se podía comer. Le contaba muchas veces que no necesitaba hacer el desayuno tan tamprano, pero tampoco le hizo caso, ya que para ellla había perdido el concepto del tiempo. Al principio, el hijo no comía nada lo que cocinó, mientras que yo podía tomar un poco forzadamente. Sin embargo, cuantas veces lo pasaba, no pude aguantar más y quise vomitar al ver la comida. Ahora cocina lo que quiera y tiramos lo que cocine. Antes, a los hijos les gustaron muchos sus comidas, pero desde que practicaba el Falun Gong, no sabía nada de cocinar.
A continuación, como hacía cada vez más locuras similares, le llevó al hospital. El doctor Wu, del Hospital Hsiquiátrico de la ciudad de Jiyuan, las atribuyó a la fascinación por el Falun Gong, manifestando que estaba en un trastornado mental y ocasionaba sus comportamientos locos. El médico diagnosticó la alucinación mentales. Como su enfermedad no estuvo grave, sólo le hizo la receta y que tomara un buen reposo. Sin embargo, obsesionada en el Falun Gong, y muy convencida de las falacias heréticas de Li Hongzhi, se negó a tomar medicinas, diciendo que no tenía la enfermedad, el demonio médico quería matarla con las medicinas. Para que las recibiera, las metía furtivamente en su comida. En la actualidad, su enfermedad ya está casi estable, pero todos los días murmurando, hablando consigo misma, o quedándose de pie sin pensar nada, los vecinos nadie le hace caso. Dicen que la práctica del Falun Gong le ha hecho imbécil.
He aquí la desgracia de mi familia, ocasionada por la secta Falun Gong.
(Kaiwind.com, 2010-06-23)