La foto de mi padre Li Daofang a la muerte
Me llamo Li Qing, de 21 a?os, residente de la aldea Tieni del pueblo Guohe, ciudad de Xiantao, provincia de Hubei. Mi padre se llama Li Daofang, nació en 1965, empezó a practicar el Falun Gong en 1997. El 7 de marzo de 2002, para conseguir la perfección del Falun Gong, se suicidó colgandose en casa, sólo de 37 a?os.
Antes de la práctica, mi padre era un hombre de buena fama en la aldea, muy leal a sus amigos, nos amó mucho. Como a mi padre le gustó hacer amigos, los practicantes del Falun Gong también podían acercarse a él, y no tenía ninguna precaución contra el Falun Gong. Al oir decir que la práctica no sólo podía fortalecer la salud sino también lograr la perfección y el encuentro entre ellos era un destino, mi padre lo aceptó como verdad y practicó el Falun Gong con ellos.
Después de practicarlo, no podía trabajar en el campo más. A veces, todo el día quedado en el dormitorio sin salir, se concentró en la meditación frente a la imagen de Li Hongzhi en la pared, puso el libro del Falun Gong por delante y habló de los textos del Falun Gong sin cesar. Desde que lo practicaba, dejó de tratar con los amigos y se volvió taciturno, frecuentemente no decía ninguna palabra todo el día. Mis abuelos y mi madre se preocupaban mucho, se quejaron de que no debía poner toda la atención a la práctica, y decían que hiciera algo más importante, pero no les hicieron caso. Además, mi padre les tomaron como diablos que lo impedían la práctica, y luego, continuó cerrando la puerta y practicándolo en el dormitorio.
Mi madre se ocupaba en todos los labores. La veía yo muchas veces llorar sola con secreto.
Desde entonces, mi padre no me compró nada, ni siquiera se preocupó más mis estudios y vida. A veces, me veía en casa como si no me viera. Sentía que el amable padre antes era privado por el Falun Gong. No podía concentrarme en el estudio escolar, estaba empapada de las imagenes de mi padre que estaba practicando Falun Gong y de mi madre que estaba llorando, poniendo oídos sordos a lo que habían dicho los profesores. Mi estudio se iba cada vez peor, y me asqueaba más de los estudios.
A raíz del tiempo, mi padre iba cada día más profundamente al camino de Falun Gong, estaba completamente fascinado, todo el día murmurando sin cesar tanto "lograr la perfección" como "ascender al cielo". Me sentí muy preocupada al escuchar esto, me temía que algún día mi padre pudiera "ascender al cielo" y dejarnos.
Los comportamientos extra?os de mi padre hicieron a los vecinos de la aldea que nos rehuyeran como si fuéramos dios de la peste. Cuando mis compa?eros de la escuela sabían que mi padre practicaba el Falun Gong, no jugaban conmigo, me sentían muy aislada.
Una noche, mis padres se ri?ieron, mi madre culpó a mi padre de que gastaban todo el dinero en los libros de Falun Gong, por otro lado, mi padre dijo que iba a hacerse dios, y hasta el momento, estos gastos eran valiosos, podría conseguir todo lo que quisiera. Mi madre estuvo tan preocupada que empezó a llorar, diciendo que compraba los libros de Falun Gong con los gastos de ense?anza de la hija, ?y qué tomaría para pagarlos después?. Mi padre contó que no necesitaba estudiar en la escuela, tenía muchos libros buenos de "Falun Dafa", le dejaría estudiar "Dafa" conmigo, hasta el momento, le llevaría al cielo. Mi madre se sintió muy asustada, pidiendo que no hiciera a la hija estudiar el Falun Gong para que no la perjudicara. Mi padre dijo indiferentemente: "No apreciáis el favor", y luego, volvió a practicarlo por sí mismo.
Se acaba de pasar el A?o Nuevo Chino de 2001, mi padre vendió el cerdo que pesaba sólo 50 kilos a un precio bajo. Llevando el dinero, iba a Beijing con sus compa?eros de práctica. Según decía, fueron a la Plaza Tian’anmen para propagar Falun Gong. Después, la policía y los tíos de la aldea le llevaron a casa.
Al regreso, mi padre se quedaba cerrado en casa repitiendo los libros de Falun Gong, excepto la práctica, no hizo nada para la familia, y rara vez salió fuera, como si no tuviera nada que ver con la familia. A veces, le escuhaba murmurando que aunque no podía ascender al cielo en Beijing, podría lograr la perfección en casa igualmente. Cada vez que escuhcaba esto, me sentía muy preocupada de que algún día pudiera perder a mi padre.
Sin embargo, el suceso que me preocupaba mucho ocurrió. Un día de marzo de 2002, al regresar de la escuela, vio a mucha gente alrededor de la puerta de mi casa. Presentí que sucedía algo grave, y me abrí paso a empujones entre la multitud inmediatamente. Después de entrar, vio por primera vista que mi padre estaba tumbado en un camilla simple de casa, y mi madre lloraba a su lado fuertemente. Mi padre se colgó en su dormitorio para perseguir la perfección. Así mi jóven y vigoroso padre nos dejó para siempre.