Guan Hecai
Me llamo Guan Hexin, tengo 77 a?os de edad y vivo en la comunidad Caitun del distrito Xihu de la ciudad Benxi de la provincia Liaoning. Antes de retirarme, era maestro de matemáticas de la dozava escuela secundaria de la ciudad Benxi. Soy el quito hijo de mi familia. Mi séptimo hermano se llama Guan Hecai. Nació en el a?o de 1942 y era un campesino vulgar del pueblo Sishanling del distrito Nanfen de la ciudad Benxi.
Debido a la enfermedad genética, cinco de los siete hermonos hemos sufrido la diabetes. Por suerte, nuestra situación es relativamente estable. Al presente, salvo el séptimo hermano, todos estamos vivos.
En el noviembre del 1995, le diagnosticaron al séptimo hermano quien entonces tenía 53 a?os de edad una suave diabetes II. Se convertió en la quinta persona que padecía la diabetes. Aunque su situación era estable a través de tratamientos con medicinas, de ahí se transformaron en su actividad diaria consultar al médico y buscar recetas caseras.
En el octubre del 1996, un vecino que practicaba el Falun Gong le dijo que la práctica del Falun Gong podía curar todas las enfermedades sin tomar medicinas o recibir inyecciones. Además, también podía eliminar el karma, llegar a la perfección y convertirse en Dios. Mi hermano no le creyó al principio, pero no resistía a las personas que venían a su casa a persuadirle y empezó a practicar el Falun Gong.
Con algún tiempo de la práctica regular, él sentía que no orinaba y tenía hambre tan frecuentemente como antes. Creía que era el Falun Gong que hacía efectos. De modo que confía en la práctica. En realidad, era el fenómeno superficial.
Como un enfermo de diabetes, sé que un ánimo pacífico y ejercicio regular dan mucho beneficio a aliviar la diabetes. La situación de él pertenecía a éso. Antes le preocupaba todos los días la enfermedad. Después de practicar el Falun Gong, su salud se fortaleció y su ánimo se pacificó, por eso se mejoró. Sin embargo, él lo consideraba como el indicio divino del Shifu.
Estudiaba y ense?aba las matemáticas y no tengo creencia en demonios o dioses sino la ciencia. Por lo tanto me le opuse claramente a practicar el Falun Gong. Al principio me prometió que no se dedicaría a la práctica. No obstante, después de convencerse del efecto del Gong, me refutó inesperadamente y me aconsejó al revés:"También tienes la diabetes. Sígueme a la práctica. Es tan excelente que a través de eliminar el karma, mi salud se ha mejorado mucho. Si seguimos al Shifu con sinceridad, nos convertiremos en dioses." Me parecía que el hermano era demasiado absurdo y no podía aguantar las ganas de disputar con él. De ahí, cada vez que nos encontramos, nos despedíamos descontentos.
El hermano que recibió un poco de efectos del Gong se dedicaba totalmente al aprendizaje de la práctica. Había sido entusiasta y hospitalario, pero al tener tiempo libre, iba al punto de práctica. Además, cada vez encontraba a un conocido, le contaba los beneficios del Falun Gong. Al final, todos los vecinos querían evitar verlo. Más tarde, él rompió el contacto normal con la mayoría de las personas del pueblo. Se limitó a comunicarse con otros practicantes.
Desde convertirse adicta al Falun Gong, al hermano que había sido trabajador no le daba ninguna gana de hacer las labores agrícolas. A pesar de que fue llevado a la tierra por su hijo y su esposa, siempre buscaba variedades de excursos para ir al lado a practicar el Gong. Desde la arada primaveral del 1992, todas las labores agrícolas y todos los quehaceres cayeron en su esposa. Ella sufrió mucho y hizo todo lo posible para persuadirle a dejar de practicarlo, pero no se cambió nada y dijo que su esposa era diablo. En el mayo del 1999, su esposa se separó con él y vivía sola en la parte trasera de la casa.
El control de la disbetes depende de las medicinas y el ejercicio es auxiliar. Sin embargo, desde conventirse adicta al Falun Gong, atribuyó la enfermedad al karma y creía que sólo sin tomar medicinas ni recibir inyecciones podría eliminar el karma. No volvío al hospital para recibir el examen médico regular. Incluso arrojó las medicinas que había comprado.
Sin embargo, la insistencia en la práctica del Falun Gong no le traía la buena salud que esperaba. La enfermedad se agravó. En el mayo del 1999, los pies del hermanno delgado estaban hidrópicos y tenía que llevar los zapatos de una talla más grande. Yo sabía que era un tipo de cambios patológicos del síndrome diabético. Nunca había pensado que su enfermedad se agravaba más rápido que la nuestra.
En el julio del 1999, el Gobierno proscribió el Falun Gong. En mi opinión, el hermano debería despertarse. Pues volví a la vieja casa en autobús para visitarle. Sin embargo, él escondió. Busqué por todo el pueblo sin encontrarle. Al final, alguien me advirtió y le encontré en una casa ajena practicando con unos otros a escondidas. Me dijo que si no tuviera dificultades de caminar y hubiera seguido a otros practicantes saliendo para propangar la verdad, no me encontraría.
Volví con mucha esperanza, pero me di con la puerta en las narices. Era tan furioso que retorné a mi propia casa en la misma noche. Debido a la emoción agitada, sufrí una grave enfermedad después de volver a la casa.
Desde el julio del 1999, el hermano y sus compa?eros de práctica no se ateverían a practicar en pública y empezaron a practicar a escondidas. En aquella temporada le llamé frecuentemente con intención de persuadirle. A veces todo el día nadie respondía y otros veces al contestar a la llamada y oír mi voz, me gritaba:"Eres diablo. Todos sois diablos." Y colgaba el teléfono.
En el Día de Difuntos del 2005, volví a la vieja casa para colocar ofrendas fúnebres a los antepasados. Debido a la nostalgia por el hermano, no aguanté las ganas de visitarle. Inesperadamente estaba en casa. Al entrar, vi a él sentado en la cama practicando el Gong con los ojos cerrados.
Dije:"Tío, ?cómo podrás mejorarse sin tomar medicinas ni recibir inyecciones??Cuál de nuestros hermanos que padecen la diabetes está tan enfermo como tí? Veas hasta qué punto tu enfermedad se ha agravado."
Al oír lo que dije, se animó y me voceó:"Es Shifu quien me está probando. Las medicinas me volverán el karma. Estoy protegido por el cuerpo del Fa de Shifu." Al terminar las palabras, me ahuyentó.
En el Día de Difuntos del 2008, llegué a la casa del hermano otra vez. La casa que había estado arreglada y limpia estaba desgastada y desierta. Al entrar en la casa, me asustó lo que presenció: me saltó un olor terrible, en los rincones de la casa había muchas telara?as y en la mesa tazones y palillos que no se limpiaban. La cama estaba destartalado con los edredones y el hermano tendía en la cama con los ojos huecos y rígidos sin ningún vigor. Se llevaba zarrias y parecía que ya hacía mucho tiempo que no se lavaban. Enojado y preocupado, me apresuré a encontrar a algunos sobrinos para llevarle al hospital. Después de recibir el examen médico, le llevaron a mi casa.
Conforme a la receta, mi esposa y yo le obligaron a tomar medicinas cada día. Al principio, siempre las escondió y arrojó secretamente. Al descubrir este caso, le pedimos que las tomaran delante de nosotros. Sin embargo, después de tomarlas, las escupió a escondidas. Más tarde sin medidas mejores, los sobrinos venían una vez cada día para trabarlo y darle medicinas y inyecciones hasta que estábamos seguros de que no podía escupirlas.
Al cabo de más de tres meses, se mejoró la salud y ya era capaz de caminar. Por entonces, no quería más vivir en mi casa y insistía en volver a su casa, pero no le permitía. En el julio del 2008, él se aprovechó de la ocación de que salí volviendo a su propia casa.
Pensé que debía despertarse después de la gran enfermedad, le recomendé repetidamente tomar medicinas y pide a los sobrinos llevarle muchas medicinas.
No obstante, en el 29 del marzo del 2009 por la tarde, su esposa nos llamó que el hermano ya estaba agonizante. Al apresurarme a su casa, ya estaba muriendo con todo el cuerpo hidrópico, sobre todo la cara pálida. Resultó que no se arrepentía y todavía estaba adicto al Falun Gong. Nunca tomó medicinas después de volver a casa.
En los últimos momentos, todavía dijo a su esposa e hijos que no le llevaron al hospital y no lo pusieron la inyección. Si lo hicieran, no podría ir al cielo y llegar a la perfección. Estaba tan furioso que golpeé al suelo gritando:"?Cómo podéis confundiros como él?"
En aquel momento, el hermano ya no podía aspirar sino respirar. Sabía que todo era tarde. A las seis y veinte de la misma noche, él murió.
?Tío, cómo había sido adicto al Falun Gong?