Alrededor de 160 piezas de porcelana que en su momento no parecían ser lo suficientemente buenas para entrar a la corte real de China y quedaron destrozadas hace 580 a?os, finalmente llegaron a la Ciudad Prohibida en Beijing, capital de China.
Una exhibición que se lleva a cabo en el Museo Palacio sobre los hornos imperiales de la Dinastía Ming en Jingdezhen, un pueblo fabricante de porcelana en la provincia de Jiangxi, reúne por primera vez piezas restauradas de lascas de cerámica desenterradas junto con colecciones reales bien conservadas.
Lu Chenglong, subjefe del Departamento de Utensilios del Museo, declaró que la exhibición concluirá el 3 de septiembre.
"Habíamos planeado este tipo de exhibición desde principios de la década de 1990, pero por diversas razones no había sido posible", se?aló.
A través del reforzamiento de la cooperación con museos locales de China, especialmente gracias a acuerdo loghrado este a?o con el Instituto de Arqueología y Porcelana de la ciudad de Jingdezhen, la porcelana finalmente salió de Jingdezhen rumbo a Beijing para ser exhibida junto con 137 vasijas perfectas hechas por los mismos hornos reales.
"Aunque una gran cantidad de porcelana real ha sido transmitida entre generaciones por las familias imperiales chinas, aún hay mucho que no sabemos de la producción de porcelana real de esa época. Los visitantes claramente pueden observar las diferencias al comparar las piezas de bajo estándar con las perfectas", comentó.
Un hombre de apellido Wu, quien administra una tienda de antigüedades en que Beijing, ha visitado la exhibición en dos ocasiones en dos meses. "La muestra comparativa es muy valiosa. Nos ayuda a mejorar nuestra comprensión sobre la porcelana antigua", expresó.
Comentó que las piezas son defectuosas porque están deforme o se les estropeó el color o los dibujos.
Desde la década de 1970, arqueólogos chinos han desenterrado docenas de toneladas de lajas de cerámica de las ruinas de antiguos hornos reales en Jingdezhen y han restaurado 1.400 piezas hasta ahora.
"Restaurar esas piezas es un proyecto enorme y que requiere de mucho tiempo, pero es muy valioso", declaró Lu Chenglong, quien ha estudiado la porcelana antigua por 31 a?os.
Debido a su fragilidad, a guerras, cambios de regímenes, desastres naturales y otros factores, una gran cantidad de porcelana que pasó la inspección de calidad de los supervisores de hornos desaparecieron. Sin las excavaciones arqueológicas de los antiguos hornos reales, el conocimiento sobre los hornos reales y la porcelana que producían seguiría siendo muy vago, indicó Lu.
Una bendición para los investigadores de la porcelana china, dijo Lu, es que la cerámica, en lajas o en vasijas, parece como nueva después de lavarla, sin importar cuánto tiempo haya pasado enterrada o en un barco hundido.
Registros históricos muestran que durante el reinado del emperador Wanli de 1573 a 1620, durante el apogeo de la producción de porcelana en China, había 100.000 personas que trabajaban en hornos reales y privados tan sólo en Jingdezhen. Algunos de sus productos fueron exportados a Africa, Europa y América.
En la exhibición, diez vasijas, incluida un candelero octagonal, sobresalen por su influencia islámica. Lu Chenglong comentó que son evidencia del impacto de la cultura islámica en la cerámica de la época.
La visitante Yuan Xiaomei, de la provincia de Heilongjiang, quedó sorprendida por los altos estándares de producción de antiguos hornos reales.
"Las piezas restauradas son tan exquisitas para mis ojos, aunque estén destrozadas o quemadas. Esos elevados estándares pudieron ser la razón por la cual nuestras técnicas de cocido de porcelana eran las mejores del mundo en esa época", expresó.
Lu mencionó que las piezas defectuosas representan una preciosa fuente para el estudio de las antiguas porcelanas chinas, y el trabajo de restauración continúa.
El Museo Palacio tiene una colección de 360.000 piezas de porcelana.
La exhibición ha recibido más de 1.000 visitantes cada día.