Casi no hay familia en el antiguo pueblo de Kashgar en la región autónoma Uigur de Xinjiang que no posea sus propias piezas en barro, ya sea platos, tazas, botellas o tazones, y los realizados por Tursun Zunun son las más conocidas.
Sexta generación de artistas, Tursun creció dedicado al oficio como su padre y su abuelo. Su vivienda yace en la parte alta del sureste de la localidad, frente al río Tuman que recorre Kashgar. Es un lugar muy codiciado por los turistas que desean aprender más sobre este tipo de cerámica. La privilegiada ubicación de su hogar lo ha convertido en el punto de encuentro de artesanos que utilizan el barro del río cercano como materia prima.
Tursun asegura que en su mejor época había más de cien talleres. Sin embargo, hoy en día la industria moderna ha reducido su número a cinco, además los residentes locales ya no consideran la loza de barro cocido una necesidad.
"Sin la protección del gobierno y el desarrollo del turismo, este arte habría sucumbido hace mucho”, destacó Tursun.
Como heredero de un patrimonio cultural intangible, el artista recibe un subsidio de 4800 yuanes ($764) al a?o. Además la renovación del casco antiguo del poblado y el flujo de viajeros han tenido un impacto positivo en su taller.
Fuera de su vivienda, una enorme rueda de la fortuna simboliza la nueva era y vitalidad del pueblo combinado con el fondo nostálgico del río Tuman.