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La experiencia de "volar"

2011-12-05 Source:Kaiwind Auteur:Guang ying

Me llamo Guang Ying, tengo 44 a?os de edad y vivo en el barrio urbano de la ciudad Ankang de la provincia Shanxi. Me gradué de la escuela secundaria del primer ciclo. Al mencionar Fa Lungong, todo mi corazón se llena de los sentimientos complicados tales como arrepentimiento, vergüenza y regocijamiento. Me arrepiento de perjudicar una decena de a?os de mi vida, y me avergüenzo al afrontar a mis familiars. Pero el hecho de que vuelvo a encontar a mí mismo me regocija.

Cuando tenía unos 20 a?os de edad, contraje la verruga de útero y solía sentirme mal. Aunque había ido al hospital muchas veces para aceptar el examen médico y tratamientos, no me produjeron efectos notables. En la primavera de 1996, trabajaba en la fábrica del barrio que se dedicaba a producir tejidos de punto. Todos los días a la ida y vuelta del trabajo pasaba por un parque en el que algunas personas venían temprano y se concentraban en la práctica a compás de la música. En una ocasión cuando les contemplaba al lado, un practicante me acercó y me dio a conocer que lo que practicaban era Fa Lungong. Había muchas personas en todo el país que lo practicaban y la práctica no cobraba nada, pero podía curar todas las enfermedades. Si concentraban toda la atención en la práctica, conseguirían más beneficios. Lo que había dicho para mí, una mujer que se preocupaba mucho por la verruga de útero que no se podía curar, era como un doping.

En aquél momento mi entidad estaba en malas condiciones ecomómicas. Decidí a duras penas comprar un traje desde un practicante sacando dinero del poco salario. Me despertaba temprano cada madrugada y practicaba Fa Lungong con otros. Para curar la enfermedad, me dedicaba a la práctica con todo el corazón y por supuesto me comunicaba con otros practicantes cada vez más. Como prestaba toda la atención a la práctica y me preocupaba menos por la enfermedad, me sentía que los síntomas se alivían. Esa ilusión me hizo creer que la práctica podía curar la enfermedad y poco a poco entré en un atolladero.

Según el responsable del lugar de la práctica, los objetivos de practicar Fa Lungong eran aprender el Fa, perfeccionarse en mentalidad y eliminar el karma. Después de comprar el libro desde un practicante, lo leí detenidamente en los días sucesivos. Creía que lo que relata el libro, tales como "hacerse una persona buena", "verdad, bondad y tolerancia", "sin obtención ni pérdida", "eliminar la gloria, el beneficio y la emoción" y otros, corresponde a mi estado de ánimo de aquél entonces. También creía que había encontrado la escalera para "volar al cielo". Más tarde, ahorré más tiempo para leerlo y lo copié a mano dos veces gastando cinco cuadernos, incluso podía recitar algunos artículos. Como había un lapso de tiempo en el que me ocupaba en aprender, copiar y recitar el Fa, toda mi cabeza se llenaba de las palabras como "virtud, karma, el cuerpo del Fa, niveles, volar al cielo en pleno día, perfección". Especialmente al encontrar dificultades en la vida, pensaba que eran pruebas y ajustaba las pasiones a través de imaginar el vuelo en pleno día.

En 2003, mi hija se presentaría a los examenes de ingreso en la universidad. Se despertaba temprano y se acostaba tarde. Tenía muchas presiones del estudio. No obstante, nunca tomé su estudio en consideración y impuse todas las tareas domésticas a mi esposo. Se le había herido antes la pierna y tenía dificultad de moverse. Cada día no sólo necesitaba administrar la tienda sino también cuidar a la hija para que pudiera concentrarse en los examenes. Se cansaba mucho. Mi esposo e hija me pusieron determinadamente la práctica. Al principio me exhortaron a que dejara de practicar, pero no les escuchaba. Más tarde, los dos se arrodillaron ante mí con las lágrimas en los ojos, me rogaron que abandonara la práctica. Creía que todo ello era prueba que "Shifu" me ponía para asegurar que yo había superado el obstáculo de parentesco. Pensé que podía dejar todo si podría volar al cielo algún día.

Así me encontraba cada vez más avanzado en esa servidumbre de Fa Lungong. El día de 2 de abril unos practicantes vinieron a mi casa y me dieron un paquete conteniendo las últimas doctrinas de "Shifu", talismanes y unos discos. También me dijeron que los repartiera porque podían servir para salvar a la gente. Con éste también podría acercarme al cumplimiento. El mismo día sentía la importancia de salvar a la gente. El día siguiente fui al mercado muy temprano para comprar verduras, pero mi motivo verdadero era presentar a la gente unas materiales. Cuando di un disco a la primera persona con quien me encontraba, me lo rechazó y me amanezó que iba a denunciarme. Me retiré atropelladamente.

Mi madre vivía en la aldea cercana. El día 19 de abril era su cumplea?os. Quería aprovechar la ocasión a repartir los materiales. Cuando el autobús llegó al pueblo donde vivía mi madre, me apeé del autobús y me planteé distribuir los materiales a la gente local. Recitaba las doctrinas mientras caminaba. Unos minutos después, vi entrecerrada la puerta de una casa y entendí enseguida que esa familia era la destinada de "Shifu". Subí silenciosamente al segundo piso y puse el bolso pláctico con los papeles a la ventana. Estuve tan nerviosa que no dejé de sentirme como si me estuvieran mirando miles de ojos. Derribé la paja que estaba al lado de la ventana sin intento y se cayó al suelo. "?Pum!" Estuve muerta de miedo. En ese momento oí a alguien apraximándose a mí. Una anciana andaba diciendo "?gato de mierda, anda travieso otra vez! ". Intenté tranquilizarme, me junté las manos para recitar las doctrinas  diciendo "tranquila, tranquila, tranquila" esperando poder detener a la mujer y luego podría escapar. Sin embargo, la recitación no produció ningún efecto. La anciana abrió la puerta y se sorpendió. Volví a pensar en volar al cielo. "Con tantos a?os de práctica, ?ya llega el momento de volar!" entonces di una vuelta y salto con el apoyo de la barrera, convencida de que podía volar verdaderamente, pero inesperadamente en una estancia de suspiro caí al chiquero del primer piso y sentía un dolor horroroso de todo el cuerpo.

La anciana me consideró como ladrona, pero al ver que no robaba nada y además yo era una mujer, llamó inmediatamente a sus familiares para ayudarme. Frente a sus miradas llenas de dudas, estuve muerta de vergüenza. En vez de salvar a la gente, fui salvado por los demás. Lo peor era que la recitación que confiaba tanto no había servido para nada en un momento tan esencial. El sue?o de volar al cielo se convertió en dolores terroríficos de todo el cuerpo. Al conocer la realidad, la gente amable del pueblo me exhortaron, me consolaron y me condujeron a mi casa. El viaje para celebrar el cumplea?os de mi madre se convertió en un viaje de tristeza y amargura.

El salto desde el edificio me despertó del sue?o y me quitó la ilusión de volar al cielo. Empecé a reflexionar mi propio comportamiento y descubrí que no sólo hice la práctica de los a?os en vano, sino debía mucho a mi esposo y mi hija. No pude reprimir las lágrimas y me eché a llorar. En compa?ía de mi esposo, fui al hospital para aceptar el examen médico. Así descubrieron que mi verruga se había empeorado y el médico me aconsejó que aceptara la operación para quitar el útero.

Por consiguiente, diez a?os de práctica y diez a?os de absurdos están concluídos con la quitada de útero.

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